top of page

Reseña sobre La educación del desartista

Maria Del Mar Ramírez Guauque. 

 

 

En La educación del desartista (1974), Allan Kaprow nos presenta cinco modelos que sistematizan aspectos de la vida cotidiana y social, dentro de los que organiza diversas obras de artistas del siglo XX que rompieron los paradigmas establecidos en el siglo XIV de la forma en que debía crearse y consumirse cultura. 

 

Kaprow empieza con los modelos de situación, donde se disponen para el espectador experiencias de performance (danza, gestos, happenings) en espacios públicos. Por ejemplo, Marce Cunningham, uno de los coreógrafos más importantes del siglo XX, organizó un grupo de personas  ajenas al lenguaje de la danza en un espacio abierto, donde las guiaba para realizar movimientos gestuales propios y cotidianos. 

 

En segundo lugar, se encuentran los modelos de operación, que cuestionan y modifican las formas tradicionales de ejecutar lenguajes y construir objetos. Transforman las gramáticas tradicionales de un libro, por ejemplo, Como lo haría Emmet Williams, o utilizan nuevos instrumentos de “digitación”, como lo propone Barbara Smith, que utilizando una fotocopiadora innova con su propuesta editorial. 

 

Paralelamente, los modelos estructurales se refieren a los ciclos presentes en la naturaleza. Es interesante ver cómo estos ciclos son interpretados y muchas veces registrados por los artistas mediante el uso de máquinas electrónicas. También hay un interés en los fenómenos físicos y naturales en elementos cotidianos los alimentos, por ejemplo. Newton Harrison en particular, me llama la atención al apropiarse de la práctica de cría de camarones, donde despliega una mirada estética e inclusive poética a un proceso que interviene en un campo de la naturaleza, donde el artista decide tomar otra forma de vida como una línea de producción no solo alimenticia sino artística. 

 

Otros modelos que menciona Kaprow son los autorreferenciales: obras donde las cosas y los artistas hablan de si mismos. Es frecuente en este modelo la repetición de un solo personaje o elemento, siendo comúnmente empleada la mismísima imagen del artista. 

 

Por ultimo, los modelos de aprendizaje tienen una relación muy directa con el espectador, pues a partir de obras a modo de investigación o alegoría, se busca sensibilizar al público. John Cage es un buen ejemplo con sus obras dedicadas al silencio, como 4´33” (1952) donde un pianista se sentaba en silencio, sin tocar una sola tecla del piano por 4 minutos y 33 segundos, de esta manera concientizando al público de la presencia del silencio, o mas bien, de ruidos cotidianos.

 

Las dinámicas de estos modelos registran y comparan formas de vincular el arte con la vida real, pero también retan y subvierten la forma en que nos relacionamos con las demás personas, los espacios, otros seres vivos, nuevas tecnologías y con nosotros mismos.  

© 2023 by Amanda Willman.
Proudly created with Wix.com

bottom of page